La industria musical ha sido una de las áreas que más innovación ha experimentado gracias a la revolución tecnológica de las recientes décadas. No importa si sos consumidor o creador, la manera en la que interactuamos con este arte ahora es distinta.
En la producción musical, por ejemplo, el cambio ha sido enorme, pues hemos migrado de un entorno análogo a uno digital. Por supuesto que habrá excepciones, pero en la actualidad es difícil imaginar la hegemonía que antes significaba la era análoga en la música [1].
La evolución de los programas de producción musical en esta era digital ha influenciado en gran manera la creación de nuevos géneros. Un ejemplo imprescindible es la música electrónica, cuya composición descansa en estos programas y permanece en constante cambio debido a las actualizaciones de plugins,