Como su nombre indica, ChatGPT es un chatbot. Eso significa que los usuarios pueden entablar una conversación sobre una amplia gama de temas, como aficiones personales, intereses o acontecimientos de actualidad.
Pero las capacidades de ChatGPT van mucho más allá de la conversación. Puede generar una gran variedad de material basado en texto, como correos electrónicos, anuncios o historias completas. Incluso responde a preguntas sobre temas potencialmente complejos, como ciencia, tecnología e historia; lo que resulta muy útil para completar deberes o proyectos de investigación.
ChatGPT también puede contar chistes, sugerir películas, programas de televisión y libros, y dar consejos sobre anécdotas personales. Puede corregir sus propios errores, hacer preguntas de seguimiento y, a menudo, entrar en los detalles más sutiles de un tema específico.
El usuario puede influir en el tono y el contenido de las respuestas de ChatGPT. Por ejemplo, se puede pedir a ChatGPT que genere respuestas en un tono optimista y positivo. Su respuesta será diferente que si se le pide un tono cínico y negativo.
Pero quizá lo más impresionante sea que ChatGPT puede escribir y depurar código informático. Cuando se le presentaron 40 trozos de código incorrecto, los investigadores descubrieron que ChatGPT corrigió con éxito 19 de ellos, un porcentaje de éxito de poco menos del 50%.
Lo que diferencia a ChatGPT de otros métodos automatizados de depuración es que los programadores pueden hacer preguntas de seguimiento. Esto permite a ChatGPT comprobar su respuesta y corregir cualquier error.
Esto ayudó a ChatGPT a alcanzar una tasa de éxito del 77%.
A pesar de sus impresionantes capacidades, ChatGPT sigue siendo un sistema de IA de memoria limitada. Se diferencia de otros chatbots en que puede recurrir a respuestas anteriores para actualizar sus resultados actuales. Por desgracia, se limita a un único medio: el chat basado en texto. Eso lo convierte en una forma de IA estrecha o "débil".